Juan Ramón Jiménez (Espanha)



CÉNIT

Yo no seré yo, muerte, 
hasta que tú te unas con mi vida 
y me completes así todo; 
hasta que mi mitad de luz se cierre 
con mi mitad de sombra 
—y sea yo equilibrio eterno 
en la mente del mundo: 
unas veces, mi medio yo, radiante; 
otras, mi otro medio yo, en olvido—.

Yo no seré yo, muerte, 
hasta que tú, en tu turno, vistas 
de huesos pálidos mi alma.

*

AUGE

Eu não serei eu, morte,
até que tu te unas com a minha vida
e me completes assim todo;
até que a minha metade de luz se encerre
com a minha metade de sombra
— e eu seja equilíbrio eterno
na mente do mundo:
umas vezes, meu meio, radiante;
outras, meu outro meio, no esquecimento —.

Eu não serei eu, morte,
até que tu, por teu turno, vistas
de ossos pálidos minh'alma.


*


Tarde última y serena,
corta como una vida,
fin de todo lo amado;
¡yo quiero ser eterno!
-Atravesando hojas,
el sol, ya cobre, viene
a herirme el corazón.
¡Yo quiero ser eterno!-
Belleza que yo he visto,
¡no te borres ya nunca!
Porque seas eterna,
¡yo quiero ser eterno

*

Tarde última e serena,
curta como uma vida,
fim de tudo o que é amado;
eu quero ser eterno!
- Atravessando folhas,
o sol, já cobre, vem
a ferir-me o coração.
Eu quero ser eterno! -
Beleza que vi,
não abales jamais!
Pois que és eterna
eu quero ser eterno!

*



Se entró mi corazón en esta nada,
como aquel pajarillo que, volando
de los niños, se entró, ciego y temblando,
en la sombría sala abandonada.

De cuando en cuando, intenta una escapada
a lo infinito, que lo está engañando
por su ilusión; duda, y se va, piando,
del vidrio a la mentira iluminada.

Pero tropieza contra el bajo cielo,
una vez y otra vez, y por la sala
deja pegada y rota, la cabeza…

En un rincón se cae, al fin, sin vuelo,
ahogándose de sangre, fría el ala,
palpitando de anhelo y de torpeza.

*

Entrou o meu coração neste nada,
como aquele passarinho que, voando
dos meninos, entrou, cego e tremendo,
na sombria sala abandonada.

De quando em vez, tenta uma escapadela
ao infinito, que o está enganando
pela sua ilusão; dúvida, e vai-se, piando,
do vidro à mentira iluminada.

Mas tropeça contra o baixo céu,
uma e outra vez, e pela sala
deixa, impressa e partida, a cabeça...

Num canto caiu, por fim, sem voo,
afogando-se no sangue, fria a asa,
palpitando de desejo e de torpeza.



*


Cada hora mía me parece
el agujero que una estrella
atraída a mi nada, con mi afán,
quema en mi alma.

Y ¡ay, cendal de mi vida,
agujereado como un paño pobre,
con una estrella viva viéndose
por cada májico agujero oscuro!


*

Cada hora minha me parece
a brecha que uma estrela
atraída a meu nada, com meu ardor,
queima em minh'alma.

E ai, véu da minha vida,
esburacado como um pano pobre,
com uma estrela viva revelando-se
por cada mágica brecha escura!



*



EN UN CENTRO 
III 

EL SER UNO

Que nada me invada de fuera, 
que sólo me escuche yo dentro. 
Yo dios 
de mi pecho.

(Yo todo: poniente y aurora; 
amor, amistad, vida y sueño. 
Yo solo 
universo).

Pasad, no penséis en mi vida, 
dejadme sumido y esbelto. 
Yo uno 
en mi centro.

*

Num centro
III

O ser uno

Que nada me invada de fora,
que somente me escute dentro.
Eu deus
de meu peito.

(Eu todo: poente e aurora;
amor, amizade, vida e sonho.
Eu só
universo).

Passai, não penseis na minha vida,
deixai-me sumido e esbelto.
Eu uno
em meu centro.



*




EL VIAJE DEFINITIVO

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...

Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.


*


A VIAGEM DEFINITIVA

E eu partirei. E ficarão os pássaros
cantando.
E ficará a minha horta com a sua verde árvore,
e com o seu poço branco.

Todas as tardes o céu será azul e plácido,
e tocarão, como esta tarde estão tocando,
as badaladas do campanário.

Morrerão aqueles que me amaram
e a aldeia renovará a cada ano;
e longe do rebuliço distinto, surdo, raro
do domingo cerrado,
do carro das cinco, das cestas do quarto de banho,
no canto secreto da minha horta florida e encalida,
o meu espírito de hoje errará, nostálgico...
E ficarão os pássaros cantando.





*





Juan Ramón Jiménez (Huelva, Espanha,1881-1958)

Tradução: Sandra Santos



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